Peces de Canarias Características generales 2
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Abade (capitán) Mycteoperca fusca.


Fula negra Abudefduf luridus

Abade (juvenil) Mycteroperca fusca


Tiburón martillo



Maroma amarilla



Pejediablo

¿Que es un pez?
A la pregunta se podría responder diciendo que son animales de vida acuática y que su característica principal es poseer una verdadera columna vertebral constituida por vértebras. Son animales con forma generalmente alargada aunque la típica forma hidrodinámica admite múltiples variaciones. Si observamos más detalladamente añadiríamos que tiene mandíbulas, aletas y que respiran a través de branquias.


Los peces son seres que podemos encontrar desde las charcas intermareales hasta los grandes fondos, en medios sujetos a grandes cambios ambientales y en otros casi absolutamente estables. Habitan multitud de ambientes distintos del más vasto ecosistema terrestre: el océano, un espacio tan amplio que no deja de ser un desierto a pesar del inmenso número de especies que viven en él.

La presencia de esqueleto interno, el que identifica a los peces como vertebrados se divide en cráneo, una espina dorsal con costillas que sustentan la estructura del cuerpo y los radios de las aletas. Precisamente la naturaleza ósea o cartilaginosa de este esqueleto es el carácter distintivo a partir del cual se definen las dos grandes líneas evolutivas del mundo de los peces. Tiburones y rayas son los representantes más característicos de los peces cartilaginosos (Condríctios), mientras que al grupo de los peces óseos (Osteíctios) pertenecen el resto de las especies conocidas.

La forma del cuerpo

Aunque existe un gran polimorfismo entre los peces, la mayoría tienen el cuerpo adaptado para deslizarse en el seno del agua, progresión que se ve favorecida por una secreción mucosa de la piel y por la forma hidrodinámica que evita la formación de turbulencias. . Por lo general son buenos nadadores, capaces de desplazase muy rápido gracias a vigorosos golpes de la cola.

Si prescindimos de algunas formas raras podemos distinguir tres grandes grupos.En primer lugar están los peces con forma de huso, los más numerosos, con la cabeza y región caudal más estrecha que el centro del cuerpo.Otra forma cilíndrica y alargada es propia de morenas y congrios. En este caso el desplazamiento se realiza por ondulaciones de todo el cuerpo.


Por último encontramos formas aplanadas, característica de especies que permanecen gran parte de su tiempo posadas sobre el fondo, como ocurre con rayas y chuchos, o bien son grandes nadadores pelágicos como las maromas o mantas (Mobula mobular y Manta spp). Un caso particular ocurre con los peces planos tipo lenguados y tapaculos (Bothus sp), que sufren una transformación total desde que es alevín hasta que alcanza la forma de los adultos. Un increíble proceso en el que los alevines, con forma típica de pez, llegado un momento determinado de su desarrollo van al fondo y sé echan sobre uno de sus costados. De esta manera tan peculiar se convierte en un pez plano. El proceso incluye el cambio de posición de uno de los ojos de un lado a otro del cráneo y la perdida de pigmentación en el costado que actúa como cara ventral. Esta transformación no se produce en las rayas y chuchos que tienen crías exactamente igual a sus progenitores.

Tener formas hidrodinámicas facilita los desplazamientos dentro del agua, sin embargo para moverse y mantener el equilibrio en los peces aparecen las aletas, repliegues de la piel sostenidos por soportes esqueléticos o radios, de distinta naturaleza según los diferentes grupos de peces.Las aletas reciben nombres en función de la posición que ocupan en el cuerpo y su forma, tamaño, numero y posición influyen en la morfología del pez, además de constituir un carácter sistemático importante. Hay aletas pares, las pectorales y ventrales, que se utilizan para facilitar ciertas maniobras aunque su utilidad para nadar es reducida. Las aletas impares, relacionadas con la columna vertebral, son tres: dorsal, anal y caudal. Por lo general, la aleta pectoral y anal intervienen en funciones estabilizadoras, en tanto la aleta caudal es la principal propulsora de los peces.

Además de realizar las funciones básicas las aletas de algunos peces son un buen ejemplo de otras posibilidades. En los cabosos Gobius spp, unos pececillos que viven en los charcos que deja la bajamar, las aletas pectorales se han transformado permitiéndoles agarrarse o pegarse (según la especie) a las rocas y aguantar el embate de las olas. En el rubio Trigloporus lastoviza, frecuente en los fondos arenosos, los radios de las mismas aletas pectorales les sirven para caminar como si fueran auténticas patas. En otras especies como las arañas Trachinus spp y los rascacios Scorpaena spp, los radios de las aletas han modificado su función original y cumplen una misión defensiva.

La vejiga natatoria
La capacidad de desplazarse en el agua no sólo depende de unas aletas que conserven su misión original, los peces también deben vencer el problema de la flotabilidad. Los tiburones combaten la tendencia a hundirse realizando un esfuerzo muscular continuo (nadando) y acumulando grandes cantidades de aceites y compuestos grasos en el hígado. En algunos casos el peso del hígado puede llegar a suponer más del 30 % del peso total del animal.

Otros peces, que también necesitan aumentar su flotabilidad, lo han logran mediante el desarrollo de un órgano hidrostático, la vejiga natatoria. La vejiga natatoria es un saco de pared membranosa que se desarrolla a partir del tubo digestivo. En ella se acumula cierta cantidad de gases - oxígeno y nitrógeno - que compensan la tendencia a hundirse. De esta manera, como si de un chaleco hidrostático de buceo se tratara, los peces logran mantenerse estáticos, sin esfuerzo, en cualquier posición.

No obstante, al igual que los buceadores, cuando varían de profundidad deben compensar los cambios de volumen que se producen en la vejiga natatoria. Un ascenso rápido provoca en el pez una sobreexpansión de la vejiga, suceso fácil de observar en los peces de fondo capturados con anzuelo y subidos rápidamente a superficie. En algunos peces la vejiga natatoria se encuentra relacionada con el oído interno, informando de las variaciones de volumen y por tanto de la profundidad a que se encuentra. Además funciona como órgano auditivo trasmitiendo las vibraciones sonoras que se propagan en el entorno.

La respiración
Un rasgo inherente a la vida acuática de los peces es un tipo de respiración peculiar en la que se aprovecha el oxígeno disuelto en el agua. Esta función se realiza mediante branquias, que a diferencia de las branquias de algunos invertebrados y larvas de Anfibios, forman un aparato respiratorio relacionado con la pared faríngea del tubo digestivo. En esta región el tubo digestivo presenta a ambos lados cierto número de hendiduras denominadas hendiduras branquiales.En los peces cartilaginosos las hendiduras branquiales están en contacto directo con el exterior mientras que en los peces óseos aparece una estructura que las protege, el opérculo. El tejido que separa las hendiduras branquiales esta formado por un elevado numero de formaciones laminares de color rojo vivo debido a la sangre que las llenan. A través de la fina membrana de estas laminillas se realiza el intercambio gaseoso: el oxígeno disuelto en el agua se incorpora a la sangre y ésta expulsa el anhídrido carbónico resultante de la respiración.

Generalmente el agua penetra por la boca y sale de nuevo al exterior por las hendiduras branquiales en los peces cartilaginosos y por la hendidura opercular en los óseos. En muchos peces cartilaginosos, estrechamente relacionados con el fondo, el agua no penetra por la boca sino por un par de agujeros llamados espiráculos situados detrás de los ojos

 

Bogavante Enchelycore anatina

Tapaculo Bothus podas

(arriba). Lagarto Synodus synodus (abajo) Rascacio Scorpaena maderensis

 


C
hucho negro

Chucho negro


Chucho negro
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